sábado, 19 de noviembre de 2016

Linfocitos B y Anticuerpos


Los linfocitos B o células B son un tipo de linfocito y un componente esencial de la respuesta inmune humoral. Los linfocitos B son un componente esencial del sistema inmunitario adaptativo. Las funciones principales de los linfocitos B son:

- Fabricar anticuerpos contra antígenos

- Funcionar como células presentadoras de antígeno (APC).

- Eventualmente transformarse en células de memoria B después de ser activados por la interacción con un antígeno. 


Tienen dos procesos de maduración y diferenciación:

1.- El primero se produce en la médula ósea, que no está expuesta a los antígenos. 

2.- El segundo proceso de maduración se produce en el ganglio linfático. En esta segunda etapa la célula B se diferencia en otros tipos de células: células plasmáticas y células B de memoria.

DESARROLLO Y DIFERENCIACIÓN

Maduración independiente del antígeno

Es la fase que se produce en la médula ósea. Aquí se producen todas las células sanguíneas del cuerpo.

Maduración dependiente del antígeno

Se produce en el ganglio linfático. Se produce después de la activación de células B mediante la unión de antígenos y co-estimulación. Estas señales promueven la diferenciación de los linfocitos B en células plasmáticas y células B de memoria.


Las células plasmáticas secretan anticuerpos que son responsables de la neutralización de antígenos mediante la unión a ellos, de modo que se conviertan en objetivos más fáciles para los fagocitos. Las células plasmáticas mueren a los pocos días. Los anticuerpos permanecen en el sistema durante un poco más de tiempo.

Las células B de memoria se forman específicamente contra antígenos encontrados durante la respuesta inmune primaria; ya que pueden vivir mucho tiempo. Las células de memoria permanecen en el cuerpo durante mucho más tiempo que las células plasmáticas y anticuerpos, a menudo años. Son importantes para proporcionar inmunidad, ya que pueden responder rápidamente durante una segunda exposición a su antígeno específico.

Cuando se activa un linfocito B, produce anticuerpos, unas proteínas que luchan contra antígenos. Los anticuerpos son específicos para un único antígeno, por lo que hay muchos tipos de células B en el cuerpo.

Todas las células plasmáticas que descienden de una sola célula B producen el mismo anticuerpo que está dirigido contra el antígeno que estimula la maduración. El mismo principio se aplica con las células B de memoria. Por lo tanto, las células plasmáticas y células de memoria “recuerdan” el estímulo que dio lugar a su formación

Ciclo de vida de los linfocitos B


Poblaciones de los linfocitos B


· Linfocitos B2: 95% de los linfocitos B en sangre y ganglios linfáticos

· Linfocitos B1: predominan en las cavidades peritoneal y pleural

· Linfocitos B de la zona marginal del bazo

BIBLIOGRAFÍA

E. Fernández Mastache, A. González Fernández, S. Lorenzo Abalde, Enfermedades del sistema inmune, Universidad de la Rioja/ España, 2001-2016

Mauri, Claudia; Bosma, Anneleen, “Immune Regulatory Function of B Cells”. Annual Review of Immunology,University College London, Janualy 3 2012.

http://www.fmed.uba.ar/depto/microbiologia/TE%C3%93RICO%20N%C2%B05.pdf





domingo, 13 de noviembre de 2016

LINFOCITOS T Y CITOCINAS

Las células T activadas y su progenie adquieren capacidades funcionales singulares; se convierten en células T auxiliares o citotóxicas efectoras que de manera indirecta o directa actúan para eliminar un agente patógeno. Las células T citotóxicas CD8+ salen de los tejidos linfoides secundarios y circulan hacia sitios de infección, donde se unen a células infectadas y las matan. Las células T auxiliares CD4+ secretan citocinas que dirigen la actividad de varios otros tipos de células, incluso células B, macrófagos y otras células T. Algunas células T CD4+, en particular las que “ayudan” a células B, y las que generan memoria de linfocito, permanecen dentro del tejido linfoide secundario para seguir regulando la generación de la respuesta. Otras regresan a los sitios de infección y aumentan la actividad de macrófagos y células citotóxicas.

La activación de células T requiere TCR y unión de receptor coestimulador, ambos de los cuales son proporcionados por una APC activada. Ahora está claro que el destino funcional de células T activadas está determinado por señales que reciben desde citocinas adicionales generadas durante la respuesta.

Estas citocinas se denominan citocinas polarizantes porque se encargan de guiar una célula T auxiliar hacia uno de varios destinos efectores diferentes. Por ejemplo, las células T que son activadas en presencia de IL-2 e IFN-γ tienden a diferenciarse, o polarizarse, hacia la línea TH1, mientras que las células T que son activadas en presencia de IL-4 e IL-6 se polarizan hacia la línea TH2.

Las citocinas polarizantes pueden ser generadas por la APC estimulante misma, o por células inmunitarias vecinas que también han sido activadas por antígeno. Cuáles citocinas se producen durante una respuesta inmunitaria depende de 1) la célula de origen (DC, macrófago, célula B, célula NK, etc.), 2) su estado de maduración y activación, 3) los agentes patógenos y otros mediadores inflamatorios que encuentra, y 4) en que ambiente tisular encuentra ese agente patógeno.






Las citocinas polarizantes clave que inducen la diferenciación de células T vírgenes hacia células TH1 son IL-12, IL-18 e IFN-γ. La IL-12 es producida por células dendríticas después de un encuentro con agentes patógenos por medio de PRR (p. ej., TLR4, TLR3). También es regulada en dirección ascendente en respuesta a IFN-γ, que es generado por células T activadas y células NK activadas. La IL-18, que también es producida por células dendríticas, promueve la proliferación de células TH1 en desarrollo, y aumenta su propia producción de IFN-γ. 

El IFN-γ es una citocina efectora en particular potente. Activa macrófagos, y estimula estas células para que aumenten la actividad microbicida. 

Del mismo modo que la diferenciación del subgrupo TH1 es promovida por IL-2 e IFN-γ, la diferenciación hacia el subgrupo TH2 es promovida por una citocina polarizante definitoria, la IL-4. La exposición de células T auxiliares vírgenes a IL-4 al principio de una respuesta inmunitaria hace que se diferencien hacia células TH2. 

Las células dendríticas no sintetizan IL-4, de modo que de donde viene? Los mastocitos, los basófilos y las células NKT pueden ser inducidos para que sinteticen IL-4 después de exposición a agentes patógenos, y podrían influir sobre el destino de células T auxiliares en la periferia. Las células B de centro germinal y las células TFH también pueden producir IL-4, que podría influir sobre la polarización de células T auxiliares en los ganglios linfáticos y el bazo. 

Las células TH17 son generadas cuando células T vírgenes son activadas en presencia de IL-6 y de TGF-β, la citocina polarizante clave para la diferenciación iTREG. Las células TH17 se llaman as. porque producen IL-17A, una citocina asociada con respuestas inflamatoria y autoinmunitaria crónicas, incluso las que dan lugar a enfermedad inflamatoria intestinal, artritis y esclerosis múltiple. Las células TH17 son el tipo de célula inflamatoria dominante asociada con trastornos autoinmunitarios crónicos. También producen IL-17F e IL-22, citocinas asociadas con inflamación de tejido. 

Otro subgrupo de células T CD4+ importante regula de manera negativa las respuestas de células T y desempeña un papel crucial en la tolerancia periférica al limitar la actividad de células T autoinmunitarias. La función de este subgrupo de células B, designado células TREG inducidas (iTREG), es similar a la de células TREG naturales (nTREG) que se originan a partir del timo. Las células TREG inducidas no surgen en el timo, sino a partir de células T vírgenes que son activadas en tejido linfoide secundario en presencia de TGF-β (figura 11-11, Perspectiva general). El TGF-β induce expresión de FoxP3, el regulador transcripcional maestro del cual depende el compromiso de iTREG. Las células iTREG secretan las citocinas efectoras IL-10 y TGF-β, que regulan en dirección descendente la inflamación por medio de sus efectos inhibidores sobre APC, y pueden ejercer también su función supresora al interactuar de manera directa con células T.
 
BIBLIOGRAFÍA

Inmunología de Kuby, 7ed.








miércoles, 9 de noviembre de 2016

Repercusiones de deficiencias en el sistema de complemento

Diferentes tipos de microorganismos muestran grados variables de susceptibilidad a lisis inducida por complemento. Los anticuerpos y el complemento desempeñan un papel importante en la defensa del huésped contra virus, y pueden ser cruciales tanto en restringir la diseminación viral durante infección aguda como en proteger contra reinfección. Casi todos los virus que tienen envoltura, entre ellos herpesvirus, ortomixovirus como los que causan sarampión y parotiditis, paramixovirus como el virus de la gripe, y retrovirus, son susceptibles a lisis mediada por complemento.
Neisseria meningitidis es una bacteria gramnegativa que es susceptible a lisis inducida por MAC y los pacientes que tienen deficiencia de cualquiera de los componentes del complemento del MAC muestran vulnerabilidad particular a meningitis en potencia mortal causada por esta especie de bacterias.

En 1972, Pepys mostró que la eliminación de C3 en ratones alteró sus respuestas de células B específicas para antígeno, dependientes de célula T, lo que implica así que el complemento tal vez participe en el inicio de la respuesta de células B. 

En ausencia de C1q, las vesículas de membrana apoptóticas son liberadas como cuerpos apoptóticos desde las células que están muriendo; dichos cuerpos a continuación actúan como antígenos que inician respuestas autoinmunitarias. Como consecuencia, los ratones deficientes en C1q muestran mortalidad aumentada y títulos más altos de autoanticuerpos que los ratones control, y muestran también frecuencia aumentada de glomerulonefritis, una enfermedad renal autoinmunitaria. El análisis de los riñones de ratones con deleción (knockout) de C1q revela depósito de inmunocomplejos, así como números importantes de cuerpos apoptóticos.

La importancia del sistema del complemento en la eliminación de inmunocomplejos es recalcada por el dato de que los pacientes con lupus eritematoso sistémico (SLE), la enfermedad autoinmunitaria, tienen concentración alta de inmunocomplejos en el suero, que son depositados en los tejidos. El complemento es activado por estos inmunocomplejos depositados en los tejidos, y se induce inflamación patológica en los tejidos afectados.

Dado que la activación del complemento está implicada en la patogenia del SLE, quizá parezca paradójico que la incidencia de SLE muestra correlación alta con deficiencia de C4. De hecho, 90% de los individuos que carecen por completo de C4 presenta SLE. La resolución de esta paradoja yace en el hecho de que las deficiencias en los componentes tempranos del complemento llevan a una reducción de las cifras de C3b que son depositadas sobre los inmunocomplejos. Esta reducción, a su vez, inhibe su eliminación mediante opsonización mediada por C3b, y permite la activación de las fases inflamatoria y citolítica más tardías de la activación del complemento.

También se ha mostrado que el complemento desempeña un papel importante fuera de los límites del sistema inmunitario. En el sistema nervioso en desarrollo, las neuronas que están creciendo primero forman un número relativamente alto de conexiones (sinapsis) entre sí; el número de esas sinapsis a continuación se reduce conforme madura el sistema nervioso. Científicos que estudian el desarrollo del ojo del ratón han Demostrado que los animales con deficiencia de C1q o C3 no eliminan estas sinapsis excesivas tempranas, y muestran anormalidades anatómicas en el sistema nervioso visual, lo que indica que el complemento tal vez desempeñe un papel importante en el proceso de remodelado sináptico.

La hemoglobinuria paroxística nocturna (PNH) se manifiesta como fragilidad aumentada de eritrocitos, que lleva a anemia hemolítica crónica, pancitopenia (pérdida de células sanguíneas de todos tipos) y trombosis (formación de coágulos de sangre) venosa. El nombre de PNH se deriva de la presencia de hemoglobina en la orina, que se observa más comúnmente en la primera orina que se expulsa después de sueño nocturno. La causa de la pnh es un defecto general en la síntesis de proteínas de superficie celular, que afecta la expresión de dos reguladores del complemento: DAF (CD55) y protectina (CD59). El DAF y la protectina son proteínas de superficie celular que funcionan como inhibidores de lisis celular mediada por complemento y que actúan en diferentes etapas del proceso. El DAF induce disociación y desactivación de las C3 convertasas de las vías clásica, de la lectina y alternativa. La protectina actúa más adelante en la vía al unirse al complejo C5b678 e inhibir la unión de C9, lo que impide la formación de los poros de membrana que destruyen la célula que está siendo atacada. La deficiencia de estas proteínas conduce a sensibilidad aumentada de las células huésped a lisis mediada por complemento y se asocia con un riesgo alto de trombosis.


BIBLIOGRAFÍA

Inmunología de Kuby, 7ed.


martes, 1 de noviembre de 2016

Células dendríticas y el procesamiento de antígeno

Hay dos clases principales de moléculas de MHC: clase I y clase II. Estas dos moléculas son muy similares en su estructura cuaternaria final, aunque difieren en la manera en que crean estas formas por medio principalmente de ordenamientos de proteína cuaternarios. Las moléculas de MHC clase I y clase II también difieren en términos de cuáles células las expresan, y en la fuente de los antígenos que presentan a células T. Las moléculas clase I están presentes en todas las células nucleadas del cuerpo, y se especializan en presentar antígenos que se originan a partir del citosol, como proteínas virales. Éstas son presentadas a células T CD8+, que reconocen y matan células que expresan esos antígenos intracelulares. En contraste, las moléculas de MHC clase II son expresadas casi de manera exclusiva sobre un subgrupo de leucocitos llamados células presentadoras de antígeno (APC), y se especializan en presentar antígenos que provienen de espacios extracelulares que han sido fagocitados por estas células, como hongos, y bacterias extracelulares. Una vez expresada sobre la superficie celular, la molécula de MHC clase II presenta el péptido antigénico a células T CD4+, que entonces quedan activadas y proceden a estimular inmunidad dirigida principalmente a destruir invasores extracelulares.

El trabajo de las moléculas de MHC clase I es reunir y presentar antígenos que provienen de ubicaciones intracelulares. Ésta es una forma de vigilancia continua de lo que sucede dentro de la célula. A menudo, nada más que procesos celulares normales están ocurriendo en el citoplasma, y en estos casos las células presentan péptidos propios en moléculas de MHC clase I. La expresión de MHC clase I propio (con péptidos propios) emite señales de que una célula está sana; la falta de MHC clase I propio (como puede ocurrir en células infectadas por virus y células tumorales) establece a esa célula como objetivo para muerte por células NK. Cuando hay proteínas extrañas en el citosol y empiezan a aparecer en moléculas de MHC clase I sobre la superficie celular, esto avisa a células T CD8+ respecto a la presencia de este visitante no bienvenido, y establece a la célula como objetivo para destrucción.


En este caso, la célula se llama una célula blanco porque se convierte en un blanco para lisis por células T citotóxicas. Por el contrario, las moléculas de MHC clase II despliegan principalmente péptidos que provienen de los espacios extracelulares del organismo. Solo leucocitos especializados poseen esta capacidad. Estas células se denominan en conjunto células presentadoras de antígeno (APC), porque su trabajo es presentar antígeno extracelular a células T, y les asigna el trabajo final de coordinar la eliminación de este invasor extracelular, a la célula dendrítica se le considera una célula presentadora de antígeno profesional. 





En la vía endógena (izquierda), los antígenos son degradados por el proteasoma, y convierten proteínas hacia péptidos más pequeños. En la vía exógena (derecha), antígenos extracelulares son fagocitados hacia compartimentos endocíticos donde son degradados por enzimas endosomales y lisosomales dependientes de pH ácido. 

Los péptidos antigénicos provenientes de división de proteasoma, y los que provienen de compartimentos endocíticos se asocian con moléculas de MHC clase I o clase II, respectivamente, y los complejos de MHC-péptido a continuación son transportados hacia la membrana celular.

Cabe hacer notar que el destino final de casi todos los péptidos en la célula es ni una ni otra de estas vías, sino más bien ser degradados por completo hacia aminoácidos.







Presentación cruzada 

En algunos casos, las APC desviaran antígeno obtenido mediante endocitosis (antígeno exógeno) hacia una vía que conduce a MHC clase I y presentación de péptido a linfocitos T citotóxicos (CTL) (como en la vía endógena); en otras palabras, cruce de las dos vías. El fenómeno de presentación cruzada requiere que los antígenos internalizados que normalmente ser.an manejados por la vía exógena que da pie a presentación por MHC clase II, de algún modo quedan redirigidos hacia una vía de carga de péptido clase I. Cuando esta forma de presentación de antígeno lleva a la activación de respuestas de CTL, se denomina preparación cruzada; cuando conduce a la inducción de tolerancia en estas células T CD8+ se llama tolerancia cruzada. Las células dendríticas (DC) son las células mas eficientes en este tipo de presentación. Estudios nuevos apenas están comenzando a aclarar este proceso. 

Para ayudar a explicar cómo está regulada la presentación cruzada científicos han propuesto que las DC podrían necesitar primero recibir “licencia” antes de que puedan efectuar presentación cruzada. El tipo de célula que se postula que suministra este papel de emisión de licencia son las células T CD4+ activadas. La manera en que se cree que esto funciona es que, en primer lugar, la vía exógena clásica de procesamiento de antígeno en DC conduce a presentación de antígeno a células T CD4+ por medio de clase II, lo que lleva a activación de estas células. A continuación, estas células auxiliares activadas podrían devolver el favor al inducir moléculas coestimuladoras en la DC y mediante secreción de citocina (p. ej., IL-2), lo que otorga licencia a la DC para presentar antígenos internalizados por medio de MHC clase I, y ayuda a activar células T CD8+ vírgenes. Este requerimiento para emisión de licencia por una célula TH podría ayudar a evitar la inducción accidental de CTL contra antígenos no patogénicos o proteínas propias.



a) Las células dendríticas primero internalizan y procesan antígeno por medio de la vía exógena, y lo presentan a células TH CD4+ por medio de moléculas de MHC clase II, y activan estas células mediante, entre otras cosas, unión a CD40-CD40L. 


b) Estas células TH activadas entonces pueden servir como puente para ayudar a activar respuestas de CTL; proporcionan IL-2 local y a su vez otorgan licencia a la DC para que presente de manera cruzada antígeno internalizado en MHC clase I, regule en dirección ascendente moléculas coestimuladoras, y regule en dirección descendente sus homólogos inhibidores. El otorgamiento de licencia a dc crea una situación ideal para la estimulación de respuestas de células T CD8+ específicas para antígeno. Cuando los TLR sobre estas DC son unidos, esto activa más estas células, y proporciona estímulo adicional para presentación cruzada. Las flechas discontinuas indican antígeno dirigido para presentación cruzada.






BIBLIOGRAFÍA

Inmunologia de Kuby 7ed.

lunes, 31 de octubre de 2016

¿Qué debo saber sobre los granulocitos?

Los glóbulos blancos granulocitos (o polimorfonucleares) reciben este nombre porque poseen gránulos citoplasmáticos específicos y un sólo núcleo multilobulado, cuyos lóbulos pueden dar la errónea impresión de que se trata de células multinucleadas. La forma del núcleo, cuya variedad es grande, ha dado origen a que se les conozcan como leucocitos polimorfonucleares o polimorfos.



Clasificación de los glóbulos blancos glanulocitos

De acuerdo a las afinidades tintoriales de sus granulaciones citoplasmáticas, los glóbulos blancos se clasifican en: 

Neutrófilos

Son células con un diámetro de 9-12µm y constituyen casi el 70% de la cantidad total de leucocitos. Su núcleo está forma por 3-5 lóbulos unidos por puentes de cromatina. En el citoplasma de los neutrófilos podemos encontrar granulaciones de gran tamaño, las cuales se conocen como granulaciones azurófilas por su tendencia a teñirse con azul de metileno. 

Estas granulaciones azurófilas se corresponden con lisosomas repletos de enzimas hidrolíticas, lo que implica la participación de estas células en la respuesta inflamatoria aguda de los tejidos, donde destruyen mediante fagocitosis a los microorganismos atacantes.

Eosinófilos

Su diámetro varía entre 10 y 14µm y son mucho menos abundantes. Su núcleo posee 2 lóbulos bien diferenciados, lo que los incluye en la categoría de glóbulos blancos granulocitos. En su citoplasma podemos encontrar grandes gránulos redondeados, los cuales se tiñen con eosina de color rosa oscuro. 

La principal función de los eosinófilos es la de intervenir en la respuesta inflamatoria e inmunitaria, pues tienen una gran capacidad fagocítica de los complejos Antígeno-Anticuerpo y algunos microorganismos parásitos. 

Basófilos

Tienen un tamaño similar a los neutrófilos, con un diámetro de 8-10µm. Son muy escasos, pues constituyen menos del 1% de la población total de leucocitos. Su núcleo está formado por dos grandes lóbulos y, normalmente, se encuentra tapado parcialmente por numerosas granulaciones grandes de naturaleza basófila. 

La principal función de los basófilos es la de intervenir en la producción de la respuesta inflamatoria y los procesos alergénicos. 


BIBLIOGRAFÍA

Pablo Rodríguez Ortíz, Biología y Medicina, Universidad de Málaga, España, Mayo, 2015


domingo, 30 de octubre de 2016

Inmunidad contra agentes patógenos

Los agentes patógenos son agentes infecciosos que pueden provocar enfermedades a su huésped. Este término se emplea para describir microorganismos como los virus, bacterias y hongos entre otros.

¿Dónde y cómo tiene lugar la respuesta inmune?


Los antígenos presentes en los tejidos son capturados y viajan a través de los conductos linfáticos hasta los ganglios. Los que entran por la circulación general, lo hacen hasta el bazo, los antígenos y células T en ambos tejidos tiene lugar una efectiva presentación de antígenos por las células presentadoras. 


En los ganglios las células presentadoras incluido linfocitos B, presentan los antígenos asociados a MHC-II a células Th. Las dendríticas pueden presentar antígenos via MHC-I y de esta manera estimular también a Tc.




Respuestas que ofrece el sistema inmune.

Mecanismos que actúan frente a toxinas 












Mecanismos que actúan frente a bacterias I












Frente a bacterias II













Frente a bacterias III ( lisis por complemento)

- El virus de la vacuna secreta una proteína que se une a C4b inhibiendo la vía clásica. 

- El VHS tiene un componente glicoproteicoque se une al C3b, inhibiendo vía clásica y alternativaFrente a bacterias III ( lisis por complemento).

- El virus de la vacuna secreta una proteína que se une a C4b inhibiendo la vía clásica. 

- El VHS tiene un componente glicoproteicoque se une al C3b, inhibiendo vía clásica y alternativa.
Mecanismos que actúan frente a patógenos intracelulares (bacterias)

Patógeno

-Tienen capacidad para sobrevivir y multiplicarse en el interior de los fagocitos.

- Poco tóxicas, las células infectadas sobreviven.

- Incubación larga y enfermedad persistente.

La inmunidad celular consta de 2 tipos de reacciones: 

- La muerte de los microorganismos fagocitados como resultado de la activación de macrófagos a través de la producción de citoquinasTh1, como el IFN-

- La lisis de las células infectadas por la acción de los CTL (LT CD8+).


Hongos

Los principales mediadores de inmunidad innata frente a los hongos son los neutrófilos y los macrófagos.

Inmunidad celular: Los LT CD4+ y CD8+ colaboran en la eliminación de las formas levaduriformes de Cryptococcus neoformansque tienden a colonizar los pulmones y el cerebro en los huéspedes inmunodeficientes.

 - Las infecciones por Cándida comienzan frecuentemente en la superfmucosas y la inmunidad celular evita su diseminación.

- Las respuestas Th1 son protectoras y las Th2 perjudiciales


Parásitos

La principal respuesta inmunitaria a los protozoos es la fagocitosis, pero muchos son resistentes e incluso pueden replicarse dentro de los macrófagos.

- Los fagocitos también atacan a los helmintos para destruirlos, son demasiado grandes para ser fagocitados.

- Algunos helmintos también pueden activar la vía alternativa el complemento, sin embargo han desarrollado resistencia a la lisis mediada por el complemento.

BIBLIOGRAFÍA

GoldsbyR. KindtT, OsborneB, KubyJ. Inmunología.Quinta EdiciónMcGrawHill














sábado, 29 de octubre de 2016

¿Qué es un antígeno?

Antígeno

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La definición clásica de antígeno es cualquier sustancia foránea que elicita una respuesta inmune cuando es introducida dentro de tejidos de animales susceptibles y que son capaces de combinar con los anticuerpos específicos formados. Los antígenos son generalmente de alto peso molecular y comúnmente son proteínas o polisacáridos. Polipéptidos, lípidos, ácidos nucleicos y otras moléculas pueden también funcionar como antígenos. 

La respuesta inmune puede también ser generada contra sustancias pequeñas, llamadas haptenos, si estos esta acoplados a una proteína acarreadora, como la albúmina de suero bovino (BSA) u otras matrices sintéticas. Una variedad de moléculas como drogas, azucares simples, aminoácidos, pequeños péptidos, fosfolípidos o triglicéridos pueden funcionar como haptenos. Así, dándole suficiente tiempo, cualquier sustancia foránea será identificada por el sistema inmune y evocara la producción de un anticuerpo específico. Sin embargo, esta respuesta inmune específica es altamente variable y depende mucho en parte del tamaño, estructura y composición de los antígenos. Los antígenos que elicitan una fuerte respuesta inmune se dice que son altamente inmunogénicos.

Las partes de las regiones hipervariables del anticuerpo que contactan con el antígeno se denominan parátopos y la región de un antígeno que puede específicamente unirse a un anticuerpo es llamado epítope. Un epítope no tiene una propiedad intrínseca de alguna estructura particular. Estos son usualmente uno a seis monosacáridos o 5-8 residuos de aminoácidos sobre la superficie del antígeno.

Características de un buen antígeno incluyen:

• Áreas de estabilidad estructural dentro de la molécula.
• Un peso molecular mínimo de 8000 a 10000 Daltons.
• La habilidad de ser procesado por el sistema inmune 
• Regiones inmunogénicas accesibles al mecanismo formado por el anticuerpo. 
• Elementos estructurales que sean suficientemente diferentes al huésped. 
• Para péptidos antígenos, regiones que contengan por lo menos 30% de aminoácidos inmunogénicos.

BIBLIOGRAFÍA

Dr. Roberto P. Stock Silberman, IBQ. Rocío Vanessa Calderón Pascacio, Universidad Nacional Autónoma de México, Cuernavaca, Morelos, Junio 2007



viernes, 28 de octubre de 2016

La relevancia de los órganos linfoides en la respuesta inmune

En la respuesta inmune participan células y moléculas distribuidas por todo el organismo, tanto en la circulación como en los diversos tejidos del organismo. Sin embargo, grupos de células inmunocompetentes conforman tejidos especializados del sistema inmune, los que a su vez se integran como órganos linfoides. Los órganos linfoides se dividen funcionalmente en dos tipos:

• Primarios o centrales: Son aquéllos en los que los linfocitos se originan y maduran, a través del mecanismo de linfopoyesis y/o la adquisición de las características que los capacitan a responder ante un antígeno extraño. En este sitio las células que actúan contra estructuras moleculares propias son eliminadas y sobreviven.

Médula ósea

Resultado de imagen para medula oseaEn este órgano se generan las células troncales hematopoyéticas (stem cells) o células madre, origen de todas las células sanguíneas. En la vida fetal emergen inicialmente del saco embrionario y posteriormente del hígado y del bazo; al nacimiento, la médula ósea se convierte en el principal centro hematopoyético. Si la demanda de células es muy grande o hay daño medular, se perfilan como auxiliares en la hematopoyesis, el hígado y el bazo. 

La médula ósea se encuentra en el interior del hueso como una estructura reticular inmersa entre grandes trabéculas, en cuyos espacios se encuentran adipocitos, fibroblastos del estroma y precursores de las células sanguíneas. En los procesos de crecimiento y diferenciación de las células progenitoras, participan una variedad de factores estimuladores, entre los que se encuentran las citocinas: IL-1, 3 (acción multilineal), 6,7 (línea linfoide), 11 (generación de plaquetas) y factores estimuladores de colonias de granulocitos y monocitos (GM-CSF, G-CSF). 

Durante la diferenciación del linfocito B participan activamente las células del estroma con la liberación de citocinas y factores de crecimiento; en esta etapa, las células B que muestran autorreactividad son disminuidas por apoptosis, lo que sucede aproximadamente en 50%. Finalmente, el linfocito B maduro emerge de la médula y a través de la circulación, se dirige a los órganos linfoides secundarios para ejercer su función efectora. 

El linfocito T que también se origina en la médula, sale de ella inmaduro (timocito). A continuación, el timocito guiado por señales quimioatractantes generadas por quimiocinas en el timo, ingresa a este órgano para completar su desarrollo y adquirir las características de madurez que lo facultan para responder a un antígeno.

Timo


Resultado de imagen para timoEs un órgano bilobulado, situado en la parte anterior del tórax. Cada lóbulo se divide por trabéculas de tejido conjuntivo en pequeños lóbulos constituidos por varias zonas. En la corteza se encuentran células epiteliales también llamadas nodriza (nurse) que interaccionan con los timocitos proporcionándoles, al igual que los otros tres tipos de células epiteliales, hormonas tímicas (timosina, timopoyetina, factor tímico sérico) que les ayudan a madurar. Más profundamente, las células epiteliales forman una densa malla, que el timocito cruza para finalmente llegar a la médula en donde se encuentran corpúsculos de Hassall (los que recientemente han sido implicados en la formación de la célula CD4CD25), macrófagos, escasas células mioides secretoras de citocinas (IL:1, 3, 6, 7) y células dendríticas interdigitantes (ricas en MHC) con las que establece contacto e interactúa. 

Se produce así, la selección positiva, lo que significa que después de haber sido sometidos a un escrutinio por diferentes células, sólo sobreviven aquellos timocitos que no son autorreactivos; se propicia el desarrollo de los linfocitos capacitados para reaccionar frente a moléculas extrañas y se induce la apoptosis de los que muestran afinidad por molé- culas propias. 

Finalmente, los linfocitos maduros con sus marcadores CD4 (Th- linfocito cooperador) o CD8 (Tc- linfocito citotóxico) salen del timo a través de las vénulas con endotelio columnar alto y entran al torrente sanguíneo en donde muchos de ellos se quedan (el 75% de los linfocitos circulantes son T), el resto se dirige a los órganos linfoides secundarios para ejercer el reconocimiento específico del antígeno correspondiente. 

El timo desarrolla su máxima actividad durante los primeros años de vida, lo que se refleja en la producción de linfocitos que, en un individuo de 35 años de edad, corresponde al 20% de la generada en el neonato. Conforme avanza la edad, disminuye el número de linfocitos T vírgenes, por lo que la respuesta inmune celular en etapas avanzadas depende, principalmente, de los linfocitos T de memoria.

Secundarios o periféricos: Son estructuras especializadas en la recolección de antígenos de distintos compartimentos anatómicos. En ellos se lleva a cabo la activación de los linfocitos maduros, a través de la «presentación» o el contacto con el antígeno, lo que da inicio a la respuesta inmune específica, con la consiguiente proliferación clonal y la generación de células de memoria. 

Ganglio linfático 


Resultado de imagen para ganglios linfaticos
El ganglio forma parte del sistema linfático que filtra por zonas los antígenos procedentes del líquido intersticial y de la linfa. Los antígenos libres o las células portadoras de los antígenos pueden penetrar al ganglio por los ductos denominados vasos linfáticos aferentes, para establecer contacto con los linfocitos ubicados en él. Los linfocitos sanguí- neos llegan al ganglio principalmente por vía hematógena a través de vénulas. 

El ganglio está rodeado por una cápsula de tejido conectivo y estructurado por tres regiones. En la corteza predominan las células B y se localizan los agregados celulares denominados folículos primarios. En la paracorteza abundan los linfocitos T y las células dendríticas interdigitantes que dan soporte y poseen moléculas MHC II, por lo que actúan principalmente como presentadoras. En la médula del ganglio hay macrófagos, linfocitos T, B y numerosas células plasmáticas. 

En el folículo primario abundan las células B, hay algunos linfocitos T y células dendríticas foliculares de soporte, cuyas prolongaciones circunscriben a los linfocitos. Si el antígeno penetra libremente puede ser captado directamente por el linfocito B o por el macrófago; por otra parte, si el antígeno es transportado por un fagocito, puede ser presentado al linfocito T o B. En ambos casos existe la posibilidad inmediata de que el linfocito B o T se active, lo que conlleva a un aumento en su tamaño (principalmente si se activa B y se transforma en célula plasmática) y a un incremento en la actividad del retículo endoplásmico generador de proteínas (anticuerpos, citocinas). Como consecuencia, debido a los cambios que conlleva la activación de los linfocitos éste se transforma en folículo secundario o centro germinativo de Flemming. 

Los centros germinales corresponden a zonas con células en intensa proliferación, que originan células efectoras y de memoria, localizándose en ellos linfocitos B, macrófagos, células dendríticas, plasmáticas y algunos linfocitos T. 

Bazo 


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Es un órgano situado en el hipocondrio izquierdo con un peso aproximado de 150 g. Tiene dos tipos de tejidos, el que corresponde a la pulpa blanca está constituido por una arteriola central cubierta con una vaina de tejido linfoide periarteriolar, los linfocitos T se encuentran alrededor del vaso sanguíneo y las células B confluyen y forman folículos primarios. 

En el sitio de transición entre ambas zonas hay un gran número de macrófagos que presentan antígenos a los linfocitos y fagocitan células deterioradas, principalmente eritrocitos. 
La otra zona del bazo denominada pulpa roja está integrada por sinusoides vasculares que finalmente conectan con la vena esplénica, lo que permite la salida de la sangre que ingresa, constantemente, a través de la arteria.

El bazo filtra sangre de manera similar a como los ganglios filtran linfa, y este mecanismo es uno de los más efectivos para depurar al organismo de gérmenes que de alguna manera llegan a la circulación. Cada día la mitad del volumen sanguíneo corporal total pasa por este órgano y en él se lleva a cabo la fagocitosis, no sólo de antígenos sino también de células senescentes o dañadas.

Tejido linfoide asociado a mucosas (MALT) 

Son agrupaciones linfoides no capsuladas situadas en áreas submucosas. Las células de cada sitio tienen distintos fenotipos y características funcionales. La mayoría de los linfocitos intraepiteliales son T con predominio del tipo CD8; en humanos aproximadamente el 10% corresponde a linfocitos intraepiteliales T caracterizados por su capacidad para responder directamente ante cualquier antígeno. Al igual que en el resto de los órganos descritos, hay tejido linfoide organizado en folículos primarios con abundantes linfocitos B y centros germinales o folículos secundarios. 

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La inmunidad generada en estos sitios se enriquece con la actividad desplegada por la gran cantidad de anticuerpos (IgA), que se encuentran inmersos en las mucosas. Entre los órganos linfoides secundarios, existen variaciones tanto en la estructura como en la forma de llegada de un antígeno, así al ganglio llega principalmente por la linfa, en el bazo por la sangre y en algunos tejidos asociados a mucosas a través de células. Sin embargo, el proceso desencadenado por la interacción antígenos-células linfoides, en los folículos primarios, descrito en la sección correspondiente al ganglio, se realiza de manera similar en los diferentes órganos secundarios. 

Los linfocitos generados en la médula ósea y el timo recirculan por todo el organismo, a través de la sangre y la linfa, para finalmente ingresar a los órganos linfáticos secundarios y establecer contacto con el antígeno correspondiente. Muchos linfocitos ya activados o de memoria, salen de los órganos linfoides y se ubican en el sitio de entrada del antígeno con el que interaccionaron o migran a sitios de inflamación e infección. 

Otros, principalmente los de tipo T permanecen en la circulación, adheridos a las paredes de los vasos sanguíneos o dispersos en los tejidos linfoides asociados a mucosas, en compañía de los B, que se localizan principalmente en los órganos linfoides. Esta distribución estratégica muestra la amplia cobertura del sistema linfoide, para establecer una óptima vigilancia y protección específica a través de todo el organismo. 



BIBLIOGRAFÍA

1. Ferreira A, Afani S, Lanza B, Aguillón J, Sepúlveda C. Inmunología básica y clínica. Ed. Mediterráneo, Santiago, Chile, 2005.

2.- Gloria Bertha Vega Robledo, Inmunología para el médico general Órganos linfoides, Rev Fac Med UNAM Vol. 52 No. 5 Septiembre-Octubre, 2009


INTRODUCCIÓN AL SISTEMA INMUNE

La integridad biológica de los individuos tiene que ser permanentemente defendida frente a posibles agresiones externas, sobre todo de microbios patógenos. Para ello cada organismo disponen de barreras naturales de aislamiento, como son la piel y las mucosas y de un sistema inmunológico que está precisamente especializado en identificar y destruir todo lo extraño e incluso aquello interno que se deteriora.


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La inmunología es la ciencia que estudia los procesos moleculares y celulares propios del sistema inmune en su acción defensiva. El sistema inmune se ubica en los órganos linfoides entre los que destacan el timo, médula ósea, bazo, ganglios linfáticos y tejidos linfoides asociados a mucosas. En estos órganos es donde se agrupan las células inmunocompetentes, entre las que destacan los linfocitos, monocitos y células dendríticas. A su vez las células inmunocompetentes interactúan entre si y con las sustancias extrañas (antígenos) a través de múltiples moléculas, como son las inmunoglobulinas(anticuerpos), citocinas, sistema de complemento, moléculas de histocompatibilidad y de adherencia y otras.

La acción defensiva del organismo se articula a través de la respuesta inmune que es la manera de responder ante agresiones tanto externas como internas. Esta respuesta se realiza de diferentes maneras, pero sustancialmente se hace a través de la respuesta innata y la respuesta adaptativa, que actúan de manera coordinada


¿En qué consiste la respuesta innata? 

La respuesta inmune innata interviene de manera inmediata, como primera línea de defensa inmune, frente a una gran variedad de agresiones. No requiere de un aprendizaje previo y en ella intervienen diversas moléculas tales como el complemento, citocinas así como un conjunto de células, entre las que destacan monocitos, células dendríticas y células NK.
La respuesta innata, además, actúa de forma inespecífica, esto es frente a todos los gérmenes patógenos por igual . Esto es de especial importancia en la protección del organismo frente a infecciones, ya sean de tipo bacteriano o viral en la misma puerta de entrada de la piel y mucosas.
A su vez entre las células de la respuesta inmune innata, muchas de ellas presentes en la piel y mucosas, destacan los fibroblastos, las células dendríticas, monocitos, neutrófilos, macrófagos y células NK. Estas células, se caracterizan por su capacidad para actuar de manera inmediata sin requerir de un aprendizaje previo siempre que cualquier patógeno sobrepase las barreras naturales. Esto es por ejemplo lo que ocurre, tras una herida de piel como consecuencia de una caída en la que se puede producir una entrada de microorganismos patógenos o la llegada de gérmenes a las mucosas de los pulmones.
Cuando se produce una invasión local de microorganismos o incluso un trauma mecánico se activan una serie de componentes de la respuesta innata localmente produciendo lo que se conoce como inflamación. El proceso inflamatorio es como la síntesis de todas las actuaciones de la inmunidad innata a nivel de un foco de infección. En la inflamación se ponen en marcha elementos que interfieren con el invasor y además generan señales encaminadas a atraer nuevas células al foco al objeto de contribuir de manera más eficiente a la destrucción del invasor.


Los mecanismos de defensa innata aportan un buen sistema de protección. Sin embargo, en muchas ocasiones no son suficientes para defender eficazmente al organismo, pero por fortuna, éste dispone de la respuesta inmune adaptativa que puede actuar reforzando a la respuesta innata o supliéndola en caso de que ésta falle eliminando a los patógenos.


¿Cómo es la respuesta inmune adaptativa?
Este tipo de respuesta representa una tercera línea de defensa y se caracteriza por desarrollarse y específicamente frente a las sustancias extrañas que la han inducido. Generalmente, estas sustanciasson aquellas que no han sido previamente eliminadas por la respuesta innata. Los linfocitos que participan en esta respuesta son de dos tipos: linfocitos y linfocitos B, de ahí que existan dos modalidades de respuesta adaptativa, de tipo celular y de tipo humoral. En la primera intervienen los linfocitos T prioritariamente y en la segunda los linfocitos B, aunque ambos tipos de respuestas se complementen e interactúan.

BIBLIOGRAFÍA

José Peña Martínez, Inmunología, Asociación para el proceso de la inmunología: Introducción del sistema Inmune, Universidad de Córdoba, 2014.